miércoles, 12 de agosto de 2015

LA COMUNIDAD CRISTIANA PROCLAMA Y CELEBRA SU FÉ

Las Dimensiones de la fe y su vivencia

Cuando hablamos del año de la fe, con las directrices que el Papa nos plantea, es bueno que pensemos en afianzar bien nuestro conocimiento de ella, su respectiva profundización, y la forma con la que estamos tratando de vivirla, pero, al mismo tiempo, tenemos que plantearnos como la estamos compartiendo con nuestros hermanos a través de una acción misionera, que se vaya haciendo más fuerte en nuestras comunidades pastorales. Por esto, hagamos aquí unas breves reflexiones que nos recuerden las dimensiones de la fe en la vida personal, familiar y comunitaria, para luego decir algunas palabras en relación con algunas acciones para renovar la fe, para vivirla y transmitirla.



Desde el Símbolo de la fe, el Credo

En el Símbolo expresamos las cuatro verdades fundamentales de la fe, centradas en el misterio de Dios trinidad, como Padre, Hijo y Espíritu Santo, fe vivida en la comunión con la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica. 


Recordar que la fe de la Iglesia se centra en la verdad revelada de un Dios que es comunión, que es familia, que es cercano a nosotros por el carácter cristocéntrico de la revelación divina, nos anima e impulsa para que esta experiencia de comunión revitalice la vida y misión de la Iglesia como camino, para hacer que otros conozcan y vivan esta experiencia del amor divino. 

El fundamento de la misión de la Iglesia es trinitario, ya que la salvación de Dios se realiza a través de la misión del Hijo, quien la participa a la Iglesia. El gran protagonista en esta obra es el Espíritu Santo, no sólo como fuente de vida, sino también como fuente de acción, ya que por su aliento da vida y actúa el entramado de carismas y servicios que integran la Iglesia. 21. Renovar nuestra fe conlleva renovar nuestra pastoral, porque la fe de la Iglesia es una en la comunión de sus diferentes tareas y acciones; de ahí que la fe se expresa como una respuesta personal, “yo Creo”, pero también como una fe comunitaria de la Iglesia, “Creemos”. Revalorar estos aspectos que tienen que ver con lo fundamental de la fe, nos llevará a valorar la necesaria renovación de nuestra fe personal, para convertirnos en un medio eficaz de la transmisión de la fe, actuando necesariamente en comunión. 


Los Sacramentos


Sacramento es un signo sensible, instituído por Jesucristo, para darnos la gracia. La gracia es un don sobrenatural que Dios nos concede para alcanzar la vida eterna.

El primero, Bautismo.
El segundo, Confirmación.
El tercero, Penitencia.
El cuarto, Eucaristía.
El quinto, Uncion de los enfermos
El sexto, Orden sacerdotal.
El séptimo, Matrimonio.

El Bautismo nos hace cristianos, hijos de Dios y miembros de la Iglesia.

La Confirmación nos llena del Espíritu Santo con sus dones, y nos hace perfectos cristianos y apóstoles de Cristo.
La Penitencia o Confesión nos perdona los pecados cometidos después del Bautismo.
La Eucaristía o Comunión es el sacramento del cuerpo y sangre de Jesucristo bajo las especies de pan y vino.
La uncion de los enfermos alivia el alma y el cuerpo del cristiano gravemente enfermo.
El orden Sacerdotal es el sacramento por el cual algunos cristianos son elevados a la dignidad de ministros de Dios (sacerdotes).
El Matrimonio cristiano santifica la unión de un solo hombre con una sola mujer para siempre y les da gracia para cumplir fielmente los deberes de esposos y padres.


ACÁ LE ANEXAMOS EL PREZI DE NUESTRA EXPOSICIÓN SOBRE EL CRISTIANISMO

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LA PERSONALIDAD DE JESÚS

La Personalidad de Jesús:


Él nos reconcilió con el Padre, nos mostró como ser niños de Dios durante nuestro terreno 
peregrinar, nos abrió las puertas del Cielo y envió Su Espíritu para quedarse con nosotros 
como Guía y Maestro. 
Su vida está llena de cualidades y virtudes por imitar. No vino de manera arrogante a 
mostrarnos nuestros errores. Vino como un humilde y obediente siervo para enseñarnos a 
vivir. Nos dijo que siguiéramos sus pasos con coraje desde su espíritu y nos prometió que 
algún día compartiríamos con él su Gloria así como compartimos con él su Cruz. 
Debemos observar la personalidad de Jesús y verla bajo distintas circunstancias -
circunstancias similares a las nuestras- y luego alabarlo asemejándonos a Él según el 
máximo de nuestra capacidad.



Su Carisma;

La habilidad de atraer a la gente es conocida como un "carisma". Cada vez que Jesús 
aparecía en público, estaba en medio de una multitud. Es algo que una persona común y corriente no puede explicar solo sabían que este Hombre era diferente. Tan diferente que parecía dividir a la masa en dos facciones -a favor y en contra. Nadie que conoció a Jesús se fue sin haber cambiado. Muy pocos entendieron que delante de ellos estaba Dios hecho hombre. Esta cualidad divina lo distanció de los demás pero a la vez lo hizo ser cercano y entendible. 

Como cristianos, muchas veces nos excusamos y echamos la culpa de nuestra falta de carisma a la gente y al mundo. Parece que hemos olvidado que Jesús nos ha obtenido ese 
carisma -el Carisma hace brillar el Amor Divino a través de la naturaleza humana. 

Nos ha dado el Espíritu Santo a cada uno de nosotros para que podamos ser por la Gracia lo que Él es por naturaleza -un Hijo de Dios- Luz Divina brillando en un alma humana, 
Amor Divino irradiándose a través de un frágil recipiente y dando luz a los demás.
Fue un hombre entre los hombres. Su dignidad le dio poder para atraer multitudes porque vino a servir e inspiraba a los demás a servir también. Mientras iba de lugar en lugar, multitudes de todas las clases corrían a escucharlo. Nunca perdió de vista su misión, aunque muchos lo aclamaban como a un profeta. Él era Hijo, no profeta, y su carisma brilló con esplendor mientras le decía a crédulos e incrédulos que había sido enviado por el Padre. Su carisma nunca fue puesto en peligro por los aplausos ni tampoco lesionado por las críticas. Se afianzó en lo que Él era para el Padre y le importó poco la aceptación de los "aceptados" de sus días. Nunca dudó de quien era o del propósito de su misión y esto también asombraba la gente. Cuando alguna vez cogieron piedras para tirárselas, Él no dio marcha atrás -desapareció entre la gente y se fue a otra ciudad.

Leal

Jesús era leal con sus apóstoles, incluso sabiendo plenamente de su cobardía. Era leal con los pobres, aceptando las críticas de los fariseos, de tal forma que el necesitado nunca se 

sintiera abandonado. Era leal a su Padre, cumpliendo su Voluntad, incluso hasta la muerte. 




Un día tomó un paseo por entre los campos de maíz y sus discípulos empezaron a tomar espigas y a comérselas (Mt 12, 1-8). Los fariseos aprovecharon la oportunidad para criticar a estos hombres sencillos, pero Jesús se alzó para defenderlos. Vio en los fariseos hipocresía y les recordó que Él era Señor del Sábado. Si sus propios 
sacerdotes no violaron el Día Santo mientras trabajaban en el templo, tampoco sus apóstoles rompieron la ley por comer maíz, ellos estaban con uno que era más grande que el Templo, el Hijo de Dios. Pero los fariseos nunca entenderían lo que era ser leal porque usaban la ley y a la gente para satisfacer sus propios propósitos. Sacaron provecho de cada oportunidad para criticar a los pobres y necesitados, porque de alguna manera éstos les hacían sentirse importantes y mejores que el resto de los hombres. A ellos, Jesús les dijo: "Si hubieran entendido el significado de las palabras: "misericordia quiero, mas no ofrendas", no habrían condenado al justo". La perfección exterior es más fácil de conseguir que la interior. Dar de sus bienes y guardar la Ley puede hacer a algunos orgullosos y criticones. Todos tenemos una tendencia a juzgar a los demás por nuestra propia cuenta y cuando los demás no se ajustan a nuestras expectativas o a nuestra idea de santidad, somos por lo general duros e misericordiosos. 
Jesús nos estaba diciendo que la compasión y la misericordia le son más agradables que los bienes materiales que le ofrecemos. 


Cercano y accesible



Cuando Juan el Bautista envió a sus discípulos para preguntar al Maestro si Él era Aquél que había de venir, Jesús les respondió: "Díganle a Juan -los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son curados y los sordos oyen, los muertos resucitan, y la Buena Nueva es proclamada a los pobres" (Mt 11, 4-5)
Jesús se hizo a sí mismo accesible a cualquiera. A diferencia de los anteriores profetas y los hombres religiosos de su época, que generalmente se mantenían aislados, era fácil aproximarse a Jesús y Él estaba siempre listo para dar su ayuda. Nunca estuvo muy ocupado o muy cansado como para no bendecir niños, tocar leprosos, o predicar a aquellos que anhelaban la Palabra de Dios. Estaba siempre en el lugar correcto en el momento indicado. Los leprosos clamaban por Él y nunca temieron alcanzarlo. Por alguna extraña e inexplicable razón siempre sintieron que podían acercarse a Él y que nunca les daría la espalda. Los niños pequeños corrían hacia Él y se apiñaban sobre sus rodillas para pedirle su bendición y esperar de Él alguna tierna caricia. 

La mayoría de los pecadores se sintieron atraídos por Él. Era un fenómeno que no podían explicar. Su Santidad lo hacía accesible y cercano a las criaturas en pecado, cuyas almas era grotesco mirar. De alguna forma, en la profundidad de su degradación, sabían que debían acercarse lo más posible a Él. Como una flor que se vuelve hacia el sol buscando calor, estos pecadores vieron a Aquél que podía restaurar su inocencia y pureza. Nunca fueron decepcionados. El los miraría con inmenso amor y todas las cosas que les parecían ser tan importantes repentinamente se convertirían solo en paja. Ellos sabían que debían cambiar y seguirlo. Nunca nadie imaginó que Dios se haría tan cercano, que sería tan fácil acercarse a él, que sería tan ávido para escuchar y tan amorosamente compasivo. La gente había leído acerca de un hombre santo y habían visto a Juan el Bautista, profeta de Dios, pero ni éste ni ninguno de ellos era como este Hombre - el Hijo de Dios. Sus ojos parecían decirle a cada uno "vengan conmigo, y encontrarán paz para sus almas". 

El toque de su mano transmitía poderes curativos a través de sus cuerpos, excitaba sus almas y les hacía buscar sólo el Reino. Era sencillo al hablar y escuchaba a cada uno como si no tuviera nada más que hacer. Nunca nadie se sintió apurado en su presencia. Existía esta extraña sensación de que el tiempo no tenía fin cuando le hablaban. La eternidad que había dejado parecía extenderse ella misma y les hacía olvidar el tiempo, el lugar, sus ocupaciones e incluso olvidarse de sí mismos.
Deseaban beber de cada palabra que decía porque éstas hacían arder sus corazones y permanecían, manteniendo así Su presencia en ellos. Su palabra era distinta a cualquier otra que habían escuchado. Sin importar a dónde fueran después de verlo, Su amor y su deseo de perdonar hicieron que miraran sus debilidades como cosas que tenían que cambiar. 



Noble y generoso



Somos generosos cuando damos, pero somos nobles cuando compartimos y nos 
abnegamos para que otros reciban la gloria. 
Jesús era generoso en dar sus dones y su poder a los hombres finitos. 
Le dio a sus apóstoles el poder de sanar, de echar a los demonios y de resucitar a los 
muertos, y se alegró cuando regresaron y le contaron de sus logros -logros que Su poder 
realizó en ellos. 
Le dio gracias al Padre por permitirle compartir sus dones con los hombres. Los alentó a 
salir y a usar dichos talentos sabiendo que si a él le habían hecho caso, a ellos también los 
atenderían. 
Gratis lo recibieron y gratuitamente debían de entregarlos. Debían de dar todo el crédito 
de sus poderes milagrosos a Dios e invocar el nombre de Jesús para mostrarle a los demás 
la fuente de su poder. El poder en ellos probaría que Jesús había sido enviado por el Padre, el Padre que tanto los amaba. 




Sentido del humor
Es muy razonable pensar que Dios que había creado al hombre para reír, tendría que haber reído Él mismo. Aunque no hay ningún pasaje específico en las Escrituras que indique que Jesús haya reído, existen numerosos pasajes en los que se indica que Él sí hizo reír a los demás. Por lo menos, muchos mostraron aquella complacida sonrisa que uno ve cuando se dice una palabra o se hace un gesto que expresan algo que no había sido dicho desde hacía mucho tiempo.
También podemos imaginar a los hombres regresando en la noche a sus casas y contándole a sus esposas: "¡Hubieras visto lo que les dijo hoy día a los fariseos!, El Maestro tiene mucha picardía porque confunde a sus enemigos con sus propias palabras".
Una ocasión fue un día que los fariseos habían elegido para hacer quedar a Jesús como culpable de una trasgresión. "¿Es correcto -le preguntaron - pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos de pagar sí o no? (Mc 12, 15) "Denme un denario y déjenme verlo", replicó Jesús.
Mirando la moneda y luego a los fariseos, dijo: "¿De quién es este rostro? ¿Cuál es su nombre?" "César", le respondieron. "Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".
Cuando leemos este relato, nos sentimos animados a aplaudir y decir "Bravo" y mirando esta escena, nos viene a la mente otra ocasión en la que, después de haber realizado varios milagros y expulsado a los comerciantes del templo, fue preguntado por algunos ancianos "¿Qué autoridad tienes para actuar así?" (Mt 21, 23)
"Y yo", Jesús respondió, "le haré una pregunta, solo una; y si me dan la respuesta, entonces, yo les diré con qué autoridad actúo de esta forma; Juan el Bautista, ¿De dónde vino, del cielo de los hombres?"
Las sonrisas en las caras de la muchedumbre deben haber ido apareciendo mientras todos esperaban la respuesta. Si los sacerdotes y ancianos respondían "del cielo", entonces Jesús les preguntaría porque se negaron a creer en él, y si respondían "de los hombres" la gente se alzaría en cólera contra ellos, porque reconocían a Juan como un profeta de Dios.
Al darse cuenta de que habían caído en su propia trampa, le respondieron "no lo sabemos". Y él les replicó "tampoco yo les voy a responder de dónde viene mi autoridad para actuar así".
No es difícil imaginarnos la alegría de la multitud al ver a Jesús, una vez más, confundir a sus enemigos con sus propias palabras y darles esa sensación de seguridad, al ver que el Maestro que seguían sabía de lo que era capaz.
Estas preguntas maliciosas relacionadas con temas políticos pronto fueron reemplazadas por preguntas de corte teológico. Si no podían poner al gobierno en su contra, entonces le presentarían cuestiones problemáticas de la Ley y la Moral para así cambiar la opinión de la gente.

Jesús nuestro modelo
La principal meta en la vida de todo cristiano es la de ser una imagen perfecta de Jesús, así como Él es una imagen perfecta del Padre. El amado semblante del Maestro está impreso en la mente del cristiano. Las palabras del Maestro arden en su corazón.
Él mira la fortaleza de Jesús y trata de ser fuerte, mira a Jesús amable con la muchedumbre y controla su ira, admira la misericordia de Jesús y perdona setenta veces siete, siente la compasión de Jesús y conquista su propio orgullo, mira a Jesús heroico, audaz y valiente y se siente
Es muy razonable pensar que Dios que había creado al hombre para reír, tendría que haber reído Él mismo. Aunque no hay ningún pasaje específico en las Escrituras que indique que Jesús haya reído, existen numerosos pasajes en los que se indica que Él sí hizo reír a los demás. Por lo menos, muchos mostraron aquella complacida sonrisa que uno ve cuando se dice una palabra o se hace un gesto que expresan algo que no había sido dicho desde hacía mucho tiempo.
También podemos imaginar a los hombres regresando en la noche a sus casas y contándole a sus esposas: "¡Hubieras visto lo que les dijo hoy día a los fariseos!, El Maestro tiene mucha picardía porque confunde a sus enemigos con sus propias palabras".



martes, 11 de agosto de 2015

LA ALIANZA DE DIOS CON EL HOMBRE

La palabra Alianza proviene del término hebreo: BERIT (Pacto, que significa las relaciones recíprocas entre dos partes con todos los derechos y deberes que de tal reciprocidad se siguen; es decir, bienestar, integridad total de la persona y de cuanto le pertenece).
Dios hace Alianza con su pueblo y promete buscar su felicidad total. A lo largo del camino, el pueblo percibe que el Amor de Dios es más fuerte que las dificultades y la muerte.








Alianza Edénica

La Alianza Edénica, presente en Génesis 1:26-31, 2:16-17, que traza las consecuencias del pecado de Adán y Evaen el Jardín del Edén. La desobediencia de la pareja determinó el destino de toda la humanidad. En la Alianza de Edén, Dios promete a Adán que las bendiciones y las maldiciones dependen de la fidelidad de la humanidad. Debido a su pecado, la alianza establece que el hombre está condenado en última instancia a una muerte espiritual y luego física.







Alianza Adánica

La Alianza Adánica se encuentra en Génesis 3:16-19 y Aunque sólo Dios y Adán participan en esta alianza, Adán se considera un representante de toda la humanidad, es decir, la disposición sigue siendo válida hoy en día. En esta alianza, Dios le dice a Adán a qué tipo de dificultades deberá enfrentarse en la vida a causa de su pecado. Muchos cristianos interpretan que esta alianza incluye la promesa de un redentor que vendrá a rescatar a los hombres de las consecuencias del pecado.





 Alianza de Noé


La Alianza de Noé, que se encuentra en Génesis 9:1-18, es un pacto que Dios hizo entre Noé y sus hijos después de que las aguas retrocedieron y todos pudieron salir del Arca. La Biblia dice que Dios logró que un arco iris aparezca en el cielo ese día y lo usó para prometerle a Noé, así como a toda la humanidad, que nunca más volvería a destruir la tierra y a todos sus habitantes con un diluvio universal.




Alianza de Abraham


La Alianza de Abraham es un pacto en el que Dios le promete a Abraham que será el padre de muchas naciones de personas diferentes, y que tendría una vida próspera y sería bendecido. Por medio de Abraham descendió la raza de los judíos, y el signo del pacto es la circuncisión.







     Alianza Mosaica


La Alianza Mosaica fue un pacto entre Dios y Moisés. Este pacto,  que  se  encuentra  en  Éxodo  20:01  -  31:18,  contiene  losmandamientos que Dios brindó a los israelitas para que descubran la voluntad de Dios y gobiernen al pueblo. En la teología cristiana, los términos de la Alianza Mosaica, que son mandamientos, las ordenanzas y juicios, expiraron en la cruz cuando Jesús murió por los pecados de los hombres, momento que inició la "Nueva Alianza".




Alianza con la tierra

Los detalles de la Alianza con la tierra se brindan en Deuteronomio 30:1-10. Algunas personas se refieren a este pacto como la "Alianza Palestina", sin embargo la Biblia no se refiere a esta alianza de esa manera. En este escrito, Dios realiza una promesa incondicional hacia los israelitas: ellos recibirán su propia tierra. Esta alianza también incluye una disposición que indica que, cuando esta nación recibe la tierra, las personas estarán unidas nuevamente al servicio a Dios, y sus enemigos serán destruidos.





Alianza Davídica


La Alianza Davídica es la promesa de Dios de que David tendría una dinastía eterna. Lo que está dispuesto en esta Alianza, que se encuentra en 2 Samuel 7:4-16 y 1 Crónicas 17:3-15, se concentra en torno a tres componentes principales: un trono eterno, un rey eterno (Jeremías 32:21) y un reinado eterno (Daniel 7:14). El cristianismo deriva el linaje de David de Jesucristo, quien fue descendiente de David muchas generaciones antes, y observa a Cristo como el heredero legítimo.







                                                                                           Nueva Alianza


La Nueva Alianza es la que se menciona muchas veces en el Antiguo Testamento: la promesa de una Era Mesiánica futura. Los cristianos creen que Jesucristo es el Mesías prometido que preside la Nueva Alianza. La principal mención de la Nueva Alianza se encuentra en Jeremías 31:31-40; es una alianza incondicional que se estableció entre Dios y toda la humanidad que decida participar en una vida de obediencia hacia una nueva fuente de salvación eterna (Hebreos 5:09); en el cristianismo se lee como la promesa de Cristo.  Una de ladisposiciones incluye la libertad de las leyes que figuran en la Alianza Mosaica.

















viernes, 7 de agosto de 2015

PROMESA DE DIOS


Una promesa de parte de alguien confiable lleva en sí el poder para transformar la mente y la actitud de una persona, y encender la llama de esperanza donde antes existía solamente depresión, temor y preocupación. Podría tratarse de una promesa por un nuevo trabajo, un mejor sueldo, una nueva casa, o el galardón por un trabajo bien hecho. Sin embargo, una promesa solamente tiene valor, si quien promete es una persona íntegra. La promesa de un mentiroso es como el viento que llega y desaparece.
En el universo no existe nadie más confiable que Dios. Desde el principio, Dios ha hecho sus obras a través de sus palabras, y ha declarado que su palabra es eterna y no puede fallar. Por su palabra, Dios creó el universo, el mundo y todo lo que en él hay.


 


La Palabra de Dios Tiene Poder
Es importante que sepamos que cuando Dios habla, sus palabras llevan en sí poder. El declara, “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir... así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isaías 55:10-11). Entonces, podemos concluir que la Palabra de Dios representa su poder, su forma de cumplir con sus propósitos en la tierra. 









El Poder De Una Promesa de Dios


Una buena definición de una promesa podría ser: Una promesa de Dios es una declaración de parte de El que lleva en sí el poder para cumplirse, siempre y cuando las condiciones se cumplan.
Al pasar tiempo estudiando las escrituras es fácil encontrar muchísimas promesas hechas por Dios. Existen promesas en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, promesas que tocan cada área de la vida. Los pactos, o compromisos que Dios ha hecho con el hombre a lo largo de los siglos., se basan en promesas.


Un Mejor Pacto
Cuando hablamos de los pactos es necesario que entendamos que Dios ha hecho pactos a través de la historia para el beneficio del hombre. Por medio de Jesucristo, Dios hizo su último pacto, el más poderoso de todos. “Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo (Jesús), cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas (Hebreos 8:6).
Cuando construimos un edificio, lo primero que tenemos que poner es el cimiento. Es el cimiento el que da fuerza y permanencia al edificio. Construimos un edificio sobre el cimiento. Podemos vivir tranquilos en el edificio, pues no se moverá porque tiene un cimiento sólido. Sin un buen cimiento, el edificio podría caer fácilmente. En el mundo espiritual existe un mejor pacto (contrato), establecido (construido) sobre promesas. Son las promesas las que dan fuerza, poder y autoridad al pacto. Sin las promesas, el pacto está vacío. Todo lo que Dios hace en el mundo lo hace a través de sus promesas. Lo que Dios quiere hacer en tu vida lo hará por sus promesas. Sus deseos para ti dependen de tu conocimiento de las promesas que Dios te ha dado. 


Las Promesas Siguen Vigentes

 
Las promesas representan la manera que Dios usa para establecer su voluntad en el mundo. Nuestra ignorancia o pasividad en cuanto a las promesas de Dios puede determinar la calidad de nuestra vida. En 2 Corintios 1:20, encontramos una declaración sorprendente. Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” En otras palabras, cada promesa que Dios ha hecho al hombre durante la historia sigue vigente, y está disponible para quien la tome. Existen promesas inferiores bajo el Antiguo Pacto, y promesas superiores bajo el Nuevo. Pero todas son en él Sí y Amén. 






 


Dios quiere salvar a todos, pero no todos desatan el poder de la promesa.  Ahora, veamos la importancia que Dios da a sus promesas. “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Pedro 1:3-4). Déjenme ponerlo en términos más entendibles:
1.     Todo lo que necesitamos para vivir nos ha sido dado. Ya está disponible.
2.     Ahora depende de nuestro conocimiento de Dios y sus principios.
3.     Su gloria y excelencia nos han dado promesas.
4.     Para que por ellas participemos en la vida de Dios...
5.     ... y huyamos de la corrupción que existe en el mundo.


  


 
Una Promesa Es Una Semilla
Una promesa de Dios representa lo que Él quiere hacer en tu vida. El poder para cumplir la promesa se encuentra en la misma palabra de la promesa, como el poder para que crezca una manzana se encuentra en la semilla de la manzana. Mientras uno no siembra la semilla, no verá el fruto que potencialmente existe dentro. El poder para que brote un manzano, está dentro de la semilla. Es siempre “Si y Amén.” Simplemente requiere que sea sembrada en la tierra.








¿Cómo podemos activar las promesas de Dios?
1.     Llena tu mente y tu corazón con una visión de la promesa ya cumplida
·       Medita en la promesa día y noche hasta que sea real en tu corazón (Josué 1:8).
·       Mantén los ojos en la promesa y no en las circunstancias (2 Corintios 4:18).
2.     Proclama la promesa en voz alta constantemente.
·       Declara que ya es tuya (2 Corintios 4:13, Proverbios 18:20-21)
3.     Actúa y habla como si fuera la verdad (Santiago 1:23-25)
4.     Nunca dudes del poder de la promesa de Dios
·       Decide que vas a recibir lo que Dios dice (Santiago 1:6-8)
5.     No dejes de creer, hablar y actuar hasta que haya llegado la manifestación.
·       No te rindes nunca (Hebreos 6:12)
·       Sigue haciendo la voluntad de Dios (Hebreos 10:35-36) 






Cuando uno capta el potencial que existe en las promesas de Dios, y entiende que todo se puede desatar por fe, la vida cristiana se transforma de una rutina religiosa y aburrida en una aventura de fe, victoria y triunfo. Las circunstancias negativas no representan nuestro destino, sino que son obstáculos temporales que tienen que rendirse frente al poder de la Palabra de Dios a través de sus promesas. El creyente llega a ser el canal que Dios utiliza para realizar su voluntad en la tierra.